Tomás vivía en una pequeña y hermosa casa de Torres de la Alameda. Su casa tenía dos plantas con ventanas a la calle y un enorme patio trasero en el que Tomás jugaba con sus dos gatos: Ogro y Flotador.
Flotador era una enorme bola de pelo gris que siempre estaba haciendo travesuras. Saltaba por todos los árboles del patio, mordía las gomas del riego, se afilaba las uñas en el sofá del salón y siempre estaba en la ventana de Gerardo, el vecino de Tomás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario